El nuevo coronavirus ha encendido la alarma en los grupos vulnerables. Si se trata de una persona adulta mayor, riesgo. Si tiene una enfermedad preexistente, riesgo. Si tiene diabetes y cruza una edad madura, doble riesgo. ¿Realmente es así? No necesariamente.
Verdad: los diabéticos necesitan de una buena dieta
Cuando el cuerpo de por sí ya no procesa bien el azúcar en la sangre, que es la causa que produce la diabetes, la alimentación no puede descuidarse.
¿Por qué sucede esto? El páncreas produce una hormona llamada insulina y esta se encarga de controlar el azúcar en la sangre. Entonces, una persona empieza a ser tratada como diabética cuando hay muy poca producción de insulina, resistencia a esta hormona o ambas.
Un folleto informativo sobre Covid y Diabetes de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), resalta la importancia de mantener una buena alimentación.
“La obesidad se mostró como un factor de riesgo en la pandemia de gripe A/H1N1 del año 2009, tanto para padecerla como para ser afectado por las formas graves. También se está constatando que es una comorbilidad importante asociada a los casos graves de la COVID-19”.
Mito: la diabetes me hace susceptible a contagiarme
En un artículo publicado por diario El Espectador de Colombia en septiembre del 2020, la médica Nathalia Mateus, informó que “los pacientes con diabetes no tienen mayor riesgo de contagiarse, pero sí tiene un mayor peligro de complicarse en caso de contraer COVID – 19, dado que precipita manifestaciones severas de la diabetes y con esto un mayor riesgo de muerte”.
El dato que ejemplifica esta realidad es el siguiente: existe una mortalidad de 14.8% en paciente con diabetes y 28.8% en diabéticos mal controlados.
Verdad: un paciente con diabetes y COVID-19 es más propenso a terminar en cuidados intensivos
Las personas diabéticas requieren de más cuidados al exponerse a espacios públicos. La revista Diabetes Care de Estados Unidos de julio 2020 explica cómo en una pequeña muestra de 7.162 pacientes con COVID, la diabetes no era de las enfermedades más frecuentes reportadas. Sin embargo, de quienes sí la tenían 6% no estaban hospitalizados, 24% sí estaban en casas de salud y un 31% en salas de cuidados intensivos. De ahí que el cuidado y medidas preventivas, sean fundamentales.
La mejor medicina: prevención y distanciamiento físico
En caso que los síntomas de COVID-19 ya estén presentes (fatiga, tos seca, dolor muscular, de cabeza y falta de respiración) lo más saludable para un diabético es continuar con sus controles de azúcar, nutrición y la toma de medicinas indicadas. La telemedicina puede ser una gran aliada para no tener que salir de casa innecesariamente y seguir así practicando el distanciamiento físico.
La realidad en Ecuador
En el caso de Ecuador esta enfermedad se ha ido consolidando y escalando en la posición de morbilidad. De acuerdo con un reporte en 2017 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la diabetes desde entonces se convertía en la segunda causa de muerte más frecuente después de las afecciones isquémicas del corazón.
Además, es tan alarmante su crecimiento, que en el lapso de 10 años (de 2007 a 2016) el número de fallecidos por dicha enfermedad incrementó en un 51%, pasando de 3.292 a 4.906, siendo las mujeres el grupo más afectado.
Riesgos que deben evitarse
Dada esta realidad y que la diabetes no es un problema únicamente de los estadounidenses por su alto consumo de comida chatarra, hay factores que nos predisponen a sufrir de esta enfermedad.
Los más importantes recaen en: no realizar deporte y una mala alimentación. El mismo reporte del INEC menciona los tres alimentos en que los ecuatorianos gastamos más y que son dañinos: arroz blanco, pan y gaseosas.
Así que siendo el 14 de noviembre de cada año el Día Mundial de la Diabetes, por tratarse del aniversario de nacimiento de Sir Frederick Banting, quien descubrió la insulina junto con Charles Best en 1922, es el momento ideal para tomar conciencia de todo esto.