La hipertensión arterial, comúnmente conocida como presión arterial alta, es una condición médica que afecta a millones de personas en todo el mundo. En Ecuador, la hipertensión arterial es una preocupación significativa. Según la encuesta STEPS realizada en 2018, el 19,8% de la población ecuatoriana la padece. La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias al circular, como la presión que ejerce el agua sobre una manguera cuando pasa por ella. La Hipertensión Arterial (HTA) ocurre cuando esta presión se eleva de forma persistente lo que puede llevar a una serie de complicaciones graves si no se controla adecuadamente. Las arterias llevan la sangre a todas partes de nuestro cuerpo por lo que, si se dañan por la presión elevada, también pueden irse dañando los órganos a los que llamamos “órganos blanco”.
La HTA ejerce una presión adicional sobre el corazón y los vasos sanguíneos. Con el tiempo, esta presión constante puede dañar las arterias, haciéndolas más rígidas y estrechas. Este proceso, conocido como arteriosclerosis, reduce el flujo sanguíneo y puede llevar a la formación de coágulos.
El corazón, se afecta de varias maneras por la HTA. El aumento de presión de la sangre es importante dentro de las arterias coronarias, las cuales oxigenan y nutren el músculo del corazón. La HTA puede ocasionar, entonces, enfermedad coronaria, lo cual puede llevar a la angina de pecho (dolor en el pecho) y, en casos graves, a un infarto de miocardio (ataque cardíaco) que puede ocasionar la muerte o dejar secuelas significativas en el corazón y su función.
La HTA también implica que el corazón tenga que trabajar más duro para empujar la sangre en oposición a esa presión incrementada. Con el tiempo, este esfuerzo adicional puede debilitar el músculo cardíaco, llevando a la insuficiencia cardíaca, una condición en la que el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo y refleja un estado de profundo deterioro de la función cardiaca con las muertes asociadas que esto implica.
La HTA es un factor de riesgo importante para los accidentes cerebrovasculares. La presión alta puede dañar los vasos sanguíneos en el cerebro, provocando un derrame cerebral isquémico (causado por un coágulo) o hemorrágico (causado por la ruptura de un vaso sanguíneo). Por último, y muy importante, los riñones también pueden verse afectados por la hipertensión. La presión alta daña progresivamente los vasos sanguíneos en los riñones, y lleva a la reducción de su capacidad para filtrar desechos y líquidos del cuerpo, produciendo finalmente insuficiencia renal crónica.
La HTA es una enfermedad crónica, silenciosa, que no provoca síntomas sino hasta que los órganos blanco tienen ya algún grado de daño. La prevención de las complicaciones cardiovasculares fatales que puede conllevar la HTA, empieza con el diagnóstico y, de ser necesario, la medicación adecuada que asegure el control de las cifras de presión arterial. Incluye en tus resoluciones de Año Nuevo, descartar que puedas ser uno de esos 46% de pacientes hipertensos que desconoce su condición.